Supergiros
Se pronuncian los supergiros ("super-heroes") en la vida cotidiana.
Cuando se es adulto sólo se piensa en sobrevivir un día más y eso ya es heroíco. Buscando un orden, revolando a la adversidad, siempre despierto cuando defendemos nuestros sueños, leyendo en retrospectiva las páginas a escribir por cada paso a dar, sorteando la mirada morbosa de la envidia.
General Orden.- Por lo general impera en el orden, de ley. Aquí se hace lo que el alto mando diga. Porque el cabeza de familia ha dicho. Cada cosa en su lugar. El castillo de un hombre es el hogar del rey y la mujer, su reina. Así reina la paz... por el momento. Durante el momento... hasta el próximo encuentro.
EL eléctrico.- Se rifa el pellejo para robar un poco de luz eléctrica. empatando extensiones improvisadas desde algun kiosko que chorea energía al resto del barrio. Ya que el sueldo no le alcanza para estar al día con las planillas (y el billete para el chupe y la joda es sagrado, ¡NO c. toca!), qué más le toca, hacer de Mc Gyver, arriesgando quedar como Mac Gaver.
Insomnia Man.- Las preocupaciones no lo dejan dormir, pero no le impiden soñar. Deudas que cancelar, mucho trabajo, poco dinero. Tratando de redondear: ¿Qué es tres, es un número, eh?... el resultado de la suma no cuadra. ¡Que estrés!
Paloman.- No se trata de el hombre palo bonito palo E, se trata del que se siente como la paloma. Necesita su espacio porque quiere tanto hacer, disponiendo de poco tiempo. ¿Cuándo hay suficiente?. Siente que se alimenta de migajas para su satifacción personal y así el pobre man puede caer al vacío, al vacío existencial.
Oso Libidin.- Libidin, oso el es. Siempre quiere más para alimentar la retina. Es su distracción, así se olvida por instantes de los problemas. Está al acecho de cualquier cosita que le nutra su líbido. A veces le da por querer abrazar a la reina de turno, para saborearle la miel. Y cuando lo hace, obtiene sus quince minutos de gloria. Después del relax iéndose de relajo, borrón y cuenta nueva, a seguir viviendo como un simple mortal.
Está bien, tampoco es para ponernos dramáticos. Todo es relativo. De pelados, nuestro trauma era el cumplimiento de los deberes que teniamos que hacer a ultima hora, cuando despues de la calma, llegaba la tormenta. Puchicas, ¡que poético y patético!.
Danny Zabal nos presenta los supergiros, buscando un giro de tuerca a la rutina.
Cuando se es adulto sólo se piensa en sobrevivir un día más y eso ya es heroíco. Buscando un orden, revolando a la adversidad, siempre despierto cuando defendemos nuestros sueños, leyendo en retrospectiva las páginas a escribir por cada paso a dar, sorteando la mirada morbosa de la envidia.
General Orden.- Por lo general impera en el orden, de ley. Aquí se hace lo que el alto mando diga. Porque el cabeza de familia ha dicho. Cada cosa en su lugar. El castillo de un hombre es el hogar del rey y la mujer, su reina. Así reina la paz... por el momento. Durante el momento... hasta el próximo encuentro.
EL eléctrico.- Se rifa el pellejo para robar un poco de luz eléctrica. empatando extensiones improvisadas desde algun kiosko que chorea energía al resto del barrio. Ya que el sueldo no le alcanza para estar al día con las planillas (y el billete para el chupe y la joda es sagrado, ¡NO c. toca!), qué más le toca, hacer de Mc Gyver, arriesgando quedar como Mac Gaver.
Insomnia Man.- Las preocupaciones no lo dejan dormir, pero no le impiden soñar. Deudas que cancelar, mucho trabajo, poco dinero. Tratando de redondear: ¿Qué es tres, es un número, eh?... el resultado de la suma no cuadra. ¡Que estrés!
Paloman.- No se trata de el hombre palo bonito palo E, se trata del que se siente como la paloma. Necesita su espacio porque quiere tanto hacer, disponiendo de poco tiempo. ¿Cuándo hay suficiente?. Siente que se alimenta de migajas para su satifacción personal y así el pobre man puede caer al vacío, al vacío existencial.
Oso Libidin.- Libidin, oso el es. Siempre quiere más para alimentar la retina. Es su distracción, así se olvida por instantes de los problemas. Está al acecho de cualquier cosita que le nutra su líbido. A veces le da por querer abrazar a la reina de turno, para saborearle la miel. Y cuando lo hace, obtiene sus quince minutos de gloria. Después del relax iéndose de relajo, borrón y cuenta nueva, a seguir viviendo como un simple mortal.
Está bien, tampoco es para ponernos dramáticos. Todo es relativo. De pelados, nuestro trauma era el cumplimiento de los deberes que teniamos que hacer a ultima hora, cuando despues de la calma, llegaba la tormenta. Puchicas, ¡que poético y patético!.
Danny Zabal nos presenta los supergiros, buscando un giro de tuerca a la rutina.





